Jón Kalman Stefánsson nació en el año 1963 en Reikiavik. Poeta, novelista y traductor, en 2005 recibió el Premio Nacional de Literatura de Islandia. En España, la editorial Salamandra ha publicado parte de su obra, entre la que destaca la llamada «Trilogía del muchacho», tres novelas que le han valido el aplauso de lectores y crítica y una proyección internacional.
La tristeza de los ángeles es el segundo volumen de esta trilogía. La historia transcurre en un tiempo indeterminado. Suponemos que es principios del siglo XX porque aún no han llegado los avances de la modernidad, pero no podemos concretar más. Tampoco se nos dan muchos datos sobre el lugar en que se desarrolla; sabemos que es Islandia, muy al norte, entre los fiordos más remotos, pero da la impresión de que al autor le interesa que nos sintamos desorientados, porque es así como se sienten los protagonistas.
Esta novela son muchas historias en una. Es la historia de un joven que, tras perder a la última persona que le quedaba en el mundo, llega a una posada aislada al norte de la isla. La posada la regenta Helga, una mujer de mediana edad, generosa y capaz, que vive con un pescador ciego y una enigmática mujer de una belleza perturbadora que empieza a ajarse. Los tres lo acogen de forma desinteresada, sin esperar nada a cambio, y el chico, que ha llevado una vida difícil, no acaba de creerse la suerte que ha tenido. Helga quiere darle una educación, quiere que lea a Shakespeare, que aprenda a disfrutar de los libros y del arte, que vaya a estudiar fuera, que conozca mundo, y él no ve el momento de empezar con su nueva vida.
Si la primera parte es un retrato colectivo de la peculiar sociedad que acoge al joven, en la segunda nos quedamos a solas con los dos protagonistas, que se enfrentan en inferioridad de condiciones a una naturaleza salvaje. Vivir al norte de la isla marca el destino de los hombres. «Aquí el clima lo rige todo, moldea nuestra vida como si fuera arcilla», dice el narrador. Los que viven en este lugar remoto soportan inviernos de un frío extremo, terribles tempestades marinas que convierten el océano en una inmensa fosa sumergida, y ventiscas que dejan a las familias aisladas durante meses. En esta parte del mundo, la muerte acecha de mil modos distintos. Basta con salir en medio de una tormenta para acabar en el fondo de un precipicio sin que uno se dé cuenta, pues la nieve lo tapa todo: los abismos y los cadáveres que estos se cobran. Y luego está el riesgo a morir congelado. Cuando se lucha contra la naturaleza, contra los cristales de hielo que se clavan en las pupilas como agujas y la fuerza tenaz del viento, es fácil darse por vencido, dejarse caer al suelo, cerrar los ojos y permitir que la muerte gane la partida.
El joven comparte protagonismo con Jens, el cartero; un hombre valiente que está más acostumbrado a soportar tormentas de nieve que a sus congéneres. A Jens se le encomienda una tarea casi imposible: llevar el correo a los fiordos más alejados del norte. Todavía es invierno, las ventiscas se suceden y, además, no conoce el terreno. Es una misión suicida que nadie en su sano juicio aceptaría, pero Jens lo hace porque es orgulloso y no quiere quedar mal delante de un jefe que lo desprecia. Además, existe otro motivo, un motivo oculto que lo empuja a huir de los hombres y esconderse. El problema es que a este viaje suicida no va solo. Le acompaña el joven optimista, que debe seguir al cartero a través de las montañas, los desfiladeros y el mar tempestuoso, y soportar el hambre y la desesperación porque Helga se lo ha pedido. El pobre desgraciado no sabe que, en ese viaje, no solo va a enfrentarse a la inmisericorde naturaleza del norte de Islandia, sino también a la obstinación que raya en la locura del cartero.
La tristeza de los ángeles es una novela sorprendente, como lo son sus personajes y el paisaje. Una novela que cuenta un viaje al estilo de Conrad o Jack London, pero que también es un viaje a las profundidades del ser humano. Sus páginas rebosan lirismo y verdad porque, tal y como dice Kalman en el prólogo, cuando uno está muy lejos de los hombres y tan próximo a las estrellas, se está más cerca del verdadero sentido de la vida.
María Forero
La tristeza de los ángeles, Jón Kalman Stefánsson, Salamandra, 2016
(Este artículo también ha aparecido publicado en mi blog «Entre libros» en www.radiofftherecord.com).
(Este artículo también ha aparecido publicado en mi blog «Entre libros» en www.radiofftherecord.com).
No hay comentarios:
Publicar un comentario